Cómo dejar de sentir una emoción
El único modo de dejar de sentir algo es atravesando esa misma emoción. Por mucho que mires hacia otro lado, esta no se va a ir a ningún lugar.
Carlota Urgel
2/16/20252 min read
Las reacciones emocionales son una experiencia compleja con funciones adaptativas que involucra diversos recursos personales, y es a través de una nueva experiencia emocional el modo en el que pueden ser transformadas.
Leslie Greenberg, uno de los fundadores de la Terapia Focalizada en la Emoción, mantiene: “Las emociones son impenetrables para la razón. La única manera de cambiar una emoción es con otra emoción”.
No vas a dejar de sentir cosas como la soledad, el rechazo, el miedo, el enfado… tratando de cambiar tus pensamientos, interpretaciones de la realidad o conductas. Las emociones responden a necesidades psicológicas específicas, e incluso son llevadas a cabo por otras áreas cerebrales diferentes a las involucradas en el pensamiento elaborado y la acción. Por mucho que trates de convencerte de que una emoción “no tiene sentido” o que puedes “controlarla” esta va más allá de eso, y puede no hablar solo de algo que sientes ahora mismo, sino de una necesidad emocional no cubierta del pasado o de un asunto sin resolver. El único modo de dejar de sentir una emoción es atravesándola. Es inevitable: está ahí para comunicarnos algo, y por mucho que intentemos no escucharla, no van a hacer menos ruido. Cada emoción tiene una función concreta, y aprender a reconocerlas, nombrarlas y expresarlas nos va a ayudar a cumplirla satisfactoriamente.
Cada uno puede encontrar recursos en sí mismo para lidiar con emociones dolorosas. Para ello puede ser de utilidad:
• Aprender a estar atentos a las emociones (atender, sin miedo, a su manifestación en el cuerpo).
• Ser curiosos y pacientes con las emociones; dejarlas estar en nosotros, no salir corriendo.
• Hablar de ellas (nombrarlas) y mostrar la emoción que en verdad sentimos (ser congruentes). Si algo nos molesta es preferible no expresarlo con una sonrisa.
• Aprender a aceptar que tenemos diferentes emociones y no avergonzarnos de ellas: son una parte esencial, inseparable, de nuestra condición humana.
• En lugar de rechazarla o encubrirla, darle la bienvenida a la emoción y escucharla. ¿Qué me dice esta rabia que siento? ¿De qué carencia habla esta tristeza?
Probablemente hayas tenido que desarrollar diferentes mecanismos a lo largo de tu vida para hacer frente a cuestiones dolorosas. Date un momento para reflexionar sobre cómo te relacionas con tus emociones, sin juicio ni crítica, trata de entender para qué haces lo que haces, y mira a ver si en el fondo hay alguna necesidad apartada que requiera de tu atención, cariño y cuidado.