Tu crítica no es tuya
Descripción de la publicación.
carlota urgel
2/17/20252 min read
“Podrías hacerlo mejor” “No eres suficiente” “No eres capaz" “Lo vas a hacer fatal” “Siempre la lías..." ¿Te es familiar algo de esto?
Todos tenemos un crítico interior. Esta es una voz que se manifiesta en pensamiento automáticos con mensajes negativos que nos ataca, nos pone en duda o le quita el valor a lo que hacemos. Algunos la pueden tener más desarrollada, siendo consistente, constante y obsesiva, y algunos la tienen de manera más puntual, sonando a veces fondo. Esta voz se construye alrededor de recuerdos dolorosos de la infancia y la adolescencia, en las cuales, comúnmente, ha habido una experiencia profunda de vergüenza. Igualmente, haber sido criado por unos padres exigentes e intangibles conlleva el desarrollo de una crítica igual de férrea de ellos.
Lo cierto es que esta voz no viene originalmente de ti, sino del exterior: se aprende de palabras y críticas ajenas. Poco a poco se van interiorizando estas dolorosas críticas y haciéndolas propias. Si nunca te hubieran humillado, maltratado, insultado... tú no lo harías contigo mismx. A veces, nos han criticado tanto que hemos llegado a creer eso que nos han dicho, asimilándolo como la realidad y haciendo nuestra esa crítica. Y lo cierto es que es difícil deshacerte de ella, porque tiene una función: protegernos. El cerebro tiene especial facilidad para recordar las experiencias dolorosas para poder protegerse de ellas en un futuro. Y el crítico interno sirve para eso: coge eso que nos señalaron, lo repite mentalmente para prevenir volverlo hacer y así sufrir de nuevo por ello. No es muy funcional, ya que al final se acaba sufriendo constantemente por cosas que no han ocurrido, y es algo que suele ir ligado también a una autoestima baja, sentimientos persistentes de culpa y alta exigencia con uno mismo.
Esta crítica se puede cambiar. Identificándola, reconociéndola y conectando con la emoción subyacente se puede entender su origen, y, así, promover el cambio emocional: esta crítica se repite una y otra vez ya que está anclada a recuerdos dolorosos de vergüenza que movilizan nuestro pensamiento, acción y visión de nosotros mismos y del mundo. Hay distintos métodos para trabajar la herida de vergüenza, pero el más recomendable es hacerlo con un profesional de la psicología humanista, campo de la terapia especializada en las heridas emocionales.
No eres eso que te criticas ni la etiqueta que te han puesto desde fuera. No permitas que lo que te reprocharon en un pasado te limite en el presente.